LA CORRUPCIÓN
Escándalos de corrupción que poco interesan
El obstáculo más temible en la lucha contra la corrupción es el desinterés de la gente por el problema. Si la sociedad no toma conciencia de que el enriquecimiento ilícito de los funcionarios es a costillas de los servicios que el Estado nos presta, poco podrá hacerse para evitarlo.
Argentina está penosamente considerada un país con altísimos niveles de corrupción, sin embargo, a la luz de los resultados electorales poco pesan escándalos como el de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y su administrador Sergio Schoklender; la bolsa con dinero de Felisa Miceli; las facturas truchas de Skanska; los sobre precios en la compra de locomotoras usadas; el insaciable enriquecimiento del ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime; los turbios manejos de Juan José Zanola con la obra social de los bancarios; los costos inflados en las obras públicas, o el negociado que se percibe detrás de cada contratación directa del Estado al margen de la Licitación Pública. Los responsables parecieran experimentar una atmósfera de absoluta impunidad.
La justicia está investigando estos casos que acabamos de mencionar, pero la lentitud con que actúa refuerza la idea de que robarle al Estado es un buen negocio, ya que nadie va a la cárcel por este delito. Sonados casos concluyeron con la absolución de los imputados por vencimiento de los plazos procesales.
Tampoco hay una condena social de los sospechosos. Muchos funcionarios, que supuestamente viven de sus limitados sueldos públicos, habitan en mansiones suntuosas en lujosos countrys, conducen automóviles de alta gamma, mandan a sus hijos a colegios muy caros y exclusivos y conviven, sin temores ni rubores, con una sociedad permisiva y hedonista, que los acoge sin problemas.
De manera que si a los corruptos, ni la sociedad, ni la justicia, ni las urnas, les aplican ningún tipo de sanción, ven el horizonte sin obstáculos para continuar haciendo de las suyas. Y así nuestra Argentina sigue cayendo inexorablemente, y hoy, en la materia, está sumida en un pozo muy profundo de difícil salida.
Esta situación es advertida también en otros países de la región. En un reciente artículo del Nuevo Herald de Miami[i], expertos consultados por el diario afirman que el promedio de transparencia en "la región está retrocediendo, arrastrado por la manera en que gobiernos populistas están concentrando poderes y desarticulando las defensas naturales contra los negocios turbios”. En la misma nota Alejandro Salas, director regional para las Américas de Transparencia Internacional, afirma: "Cuando no hay equilibrio entre el poder legislativo y el ejecutivo, cuando no funciona el poder judicial, cuando no hay contralorías independientes, cuando la institucionalidad democrática es muy frágil, es precisamente allí cuando se percibe mayor corrupción”.
Por su parte Rafael Di Tella, profesor de la escuela de Negocios de la Universidad de Harvard sostiene que: “Lamentablemente la situación está empeorando porque se ha producido un aumento de la discrecionalidad con la cual se manejan los gobiernos" Di Tella también señala su preocupación por la indiferencia de la "población sobre los actos de corrupción" y "los electores se están mostrando dispuestos a hacer la vista gorda con aquellos gobiernos de corte populista, siempre y cuando éstos sigan garantizando el suministro de prebendas”
Por lo visto Argentina, no es el único país de la región donde la corrupción se ha establecido firmemente, pero no podemos compararnos con Venezuela, Ecuador, Bolivia y/o Paraguay, naciones con un largo historial de funcionarios y líderes corruptos. No dejemos que el mayor cáncer de cualquier gobierno nos arranque las entrañas, y para eso lo fundamental, es tomar conciencia de la gravedad del mal y cuánto nos afecta.
[i] El Nuevo Herald - Miami - Antonio María Delgado . Sábado 27/Ago/2011
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