ALERTA ROJA

CUIDADO – ALERTA ROJA
Por Miguel Ángel Reynoso (*)
En los últimos días y como consecuencia de los constantes y cada vez más insistentes reclamos por seguridad que desde los más variados sectores de la sociedad se vienen produciendo, estamos viendo un giro bastante considerable de las autoridades de la provincia de Buenos Aires al pronunciarse sobre el tema.
Por un lado el Ministro de Seguridad Dr. Stornelli ha tomado el coraje suficiente para decir públicamente lo que todos sabíamos desde hace tiempo pero que por razones que podemos llegar a sospechar no tomaba estado público, de asegurar que la mayor parte de la responsabilidad del estado actual en la provincia se lo debemos a las experiencias del tristemente recordado Ministro Arslanián, tales como la destrucción de la institución, el desorden, la anarquía en los escalafones y mucho mas, como también que esta institución y su gente se vio por años sometida al constante ataque de una sistemática campaña de desprestigio basada en una motivación de “ideología política”, reconociendo el esfuerzo y el sacrificio del trabajador policial ante tan desolador panorama.
Por otra parte el mismo gobernador Scioli, ha reiterado la predisposición de los policías bonaerenses en el cumplimiento de su misión aún yendo más allá de lo que pudiera considerarse normal según lo demuestran la cantidad de fallecidos y heridos no solo en enfrentamientos con delincuentes, sino en otros accionares de extremo riesgo a los que los llevó su vocación de servicio a la sociedad.
La presencia de las más altas autoridades provinciales, como la del propio gobernador, del Ministro de Seguridad y del Jefe de Policía, en el velatorio del Subteniente PABLO POCARESSI, asesinado por delincuentes el sábado próximo pasado, cuando no ha ocurrido lo mismo en los casos de otros camaradas caídos en el cumplimiento del deber, además de abrir un juicio de falta de equidad podría llegar a tener dos lecturas a simple vista: primero, siendo bien intencionados considerarlo como un apoyo explícito y público a los policías y un acto de sincero reconocimiento al servidor público inmolado o desde otro punto de vista nada más que una movida de neto corte político como señal visible de apoyo a la fuerza policial y especialmente a sus integrantes en momentos en que cada vez se hace más evidente la necesidad de ella, más aún cuando las necesidades de actualización salarial que a pesar de no constar de públicos reclamos resulta igual o precisamente mucho peor que la de los restantes empleados de la administración pública provincial cuya lucha en tal sentido se incrementa día a día.
Sin embargo lo realmente preocupante resultan las últimas declaraciones públicas del Gobernador Scioli que bien podrían resultar de peligrosa interpretación en momentos como éste, al asegurar “Yo a mi policía la respaldo, la policía tiene orden de enfrentar a esas bandas”, y que “si la policía tiene que abatir delincuentes en un enfrentamiento lo hará”, cuando es de todos conocidos que el respaldo que menciona se contradice con la reciente prórroga de la Ley de Prescindibilidad, por él pedida y votada obedientemente por la legislatura, que priva de todo derecho al trabajador policial, incluido el de la defensa o conocer la causa por la cual se lo echa y que para “enfrentar las bandas” no hace falta orden alguna ya que cada policía sabe lo que tiene que hacer cuando debe enfrentarlos. ¿De qué respaldo estará hablando Scioli?
Arriesgado también resulta la mención sobre “abatir delincuentes”, cuando también todos sabemos que no es una cosa que puede predecirse, sino que se da naturalmente por el desarrollo de las circunstancias en que llegado un momento no se puede hacer otra cosa y que cualquier error de la parte policial será debidamente aprovechado por esas asociaciones que en pos del lucro con el juicio al estado no dudan en destrozar al policía que tiene la desgracia de vivir esa experiencia, como lo demuestran tantos camaradas sometidos a juicios no siempre justos, sin que se haga ver el pregonado “respaldo” gubernativo, y casi siempre también sin siquiera el apoyo del asesoramiento legal cayendo bajo la espada inmisericorde de Asuntos Internos que será la primera en golpear sobre sus espaldas, aún cuando esté lejos la resolución judicial o administrativa que lo condene.
Seguramente para los camaradas en actividad todos estos visibles cambios de actitudes y declaraciones resonantes ya les habrán alertado suficientemente sobre la posibilidad de que nuevamente se intente, como en tantas otras oportunidades, hacer pagar al trabajador policial, bajo su propio riesgo las consecuencias de la falta de políticas razonables y perdurables en materia de seguridad. - La mayoría es posible que recuerde con claridad aquellas viejas consignas aleccionadoras de “Animémonos y vayan” o también “Avancen muchachos que yo los cubro”, como para creer en la seriedad y seguridad de un respaldo que a la hora de afrontar responsabilidades podría esfumarse con la rapidez de un relámpago, ya que de querer verdaderamente evitar los males indudables de los “enfrentamientos”, nadie duda que resultaría más positivo reducir las posibilidades de que peligrosos delincuentes eludan, gracias a la legislación vigente, las seguridades que podrían darle a la ciudadanía, a los policías y a ellos mismos el completo cumplimiento de la pena correspondiente a sus delitos. Ello seguramente constituiría un verdadero respaldo a la institución policial que juega la vida de sus integrantes cada vez que debe repetir la detención de siempre los mismos malvivientes.
Cuidado, encendamos la luz de alerta roja, los policías no son quienes deben pagar con sus vidas o su libertad los desaciertos de la conducción política.
(*) Miguel Ángel Reynoso es Comisario Inspector (R.A.) y Secretario General de APROPOBA (Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires)






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